La lengua, definida como un sistema convencional, establece normas para su uso, precisamente para reservar la unidad de la misma, particularmente en la lengua escrita. Según el acuerdo social, cada palabra debe escribirse de una manera determinada para que sea aceptada como “correcta” por los usuarios del sistema lingüístico; de no ser así, se incurre en un error ortográfico. Esta forma de escribir según la norma es lo que se conoce como ortografía.
En el Diccionario de la Real Academia Española, la palabra ortografía tiene tres acepciones, para el caso tomamos dos:
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conjunto de normas que regulan la escritura de una lengua y
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forma correcta de escribir respetando las normas de la ortografía.
La ortografía es la manera de hacer evidente los sonidos de la lengua, conocidos como fonemas, a través de signos gráficos, llamados letras; sin embargo, en algunos casos se presenta disparidad entre los fonemas o “sonidos ideales”, aceptados por todos, hecho que se refleja en la escritura.
¿Pero a qué se debe esta falta de correspondencia? Especialmente al cambio que han sufrido los sonidos (fonemas) desde la creación de la lengua (hace ya más de trece siglos). Algunos han sido siempre los mismos, otros cambiaron debido a que fueron confundidos con otros parecidos, otros vieron cambiada su articulación por otra, etc. Se ampliará este tema en el siguiente apartado en el que se aclara la diferencia entre letra y fonema.
Esta situación se ha resuelto algunas veces por medio del sentido común de los usuarios de la lengua, otras veces, la Real Academia Española, en consonancia con las demás academias de la lengua de los países hispanohablantes, han creado manuales, diccionarios y libros en los que proponen las normas ortográficas, como forma correcta de escribir la lengua, con el fin de mantener su unidad y se escriba un español “general” que se entienda a nivel global, este hecho no implica que se interfiera con la variedad propia de cada uno de los países que hablan español.
La importancia de la ortografía radica principalmente en los argumentos expuestos en líneas anteriores, el mantener la unidad de la lengua como la manera de preservarla de forma escrita, no se trata de evitar que cambie, ya que como también se ha explicado, esto es imposible, gracias al ritmo de la historia y de la vida de los hablantes en consonancia con las sociedades y los cambios tecnológicos, económicos, políticos y culturales que traen consigo nuevas formas de interacción y comunicación.
2. La letra y el fonema
La letra es la unidad mínima de la lengua escrita, la palabra viene del latín littĕra y hace referencia a cada uno de los signos gráficos que componen el alfabeto de una lengua. El alfabeto del español está conformado por veintisiete (27) letras (a, b, c, ch, d, e, f, g, h, i, j, k, l, ll, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z). Cabe destacar que desde hace algunos años la Real Academia Española decidió considerar la ch y la ll como dígrafos (prefijo di- ‘dos’), para este caso dos rasgos, dos signos, dos letras de manera que se presentan integradas a las letras c y l, respectivamente, lo que no significa que se hayan perdido. Como lo asegura la Academia: “Estos signos dobles seguirán utilizándose como hasta ahora en la escritura de las palabras españolas: el dígrafo ch en representación del fonema /ch/ (chico [chíko]) y el dígrafo ll en representación del fonema /ll/ o, para hablantes yeístas, del fonema /y/ (calle [kálle, káye]). La novedad consiste, simplemente, en que dejan de contarse entre las letras del abecedario. Al tratarse de combinaciones de dos letras, las palabras que comienzan por estos dígrafos o que los contienen no se alfabetizan aparte, sino en los lugares que les corresponden dentro de la c y de la l, respectivamente.
La decisión de adoptar el orden alfabético latino universal se tomó en el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española, celebrado en 1994, y viene aplicándose desde entonces en todas las obras académicas.” (Novedades de la edición de la Ortografía de la lengua española - 2010).
En cuanto al fonema, la palabra viene del griego φώνημα phṓnēma 'sonido de la voz'. y se compone del sufijo –ma y de la raíz foné (sonido). En el alfabeto normal, las letras intentan representar los fonemas o sonidos. Por ejemplo, para algunos fonemas existen varias letras diferentes, otras veces pasa que una misma letra representa distintos fonemas o también, que una letra representa dos fonemas o un solo fonema es representado por la unión de dos letras (Seco, 1998, p. 77).
Veamos los casos, en los que el sonido no se ajuste a la forma gráfica (letra), en el siguiente cuadro: